Andrea Barrientos-Soto, PhD[2].
Tanto la pandemia, como uno de los más severos desastres socio-naturales, el huracán María y los terremotos posteriores, han dejado un devastador legado en las comunidades escolares puertorriqueñas. Las pruebas de estos dos hitos apuntan, por un lado, a un fortalecimiento de los lazos solidarios y la eficiencia en la búsqueda de resoluciones ante problemas urgentes y complejos. Por otro lado, nos desenmascara unas deficiencias profundas en el sistema de socorro del Estado como también las severas líneas divisoras entre clases sociales, raciales y de etnia que hace que experimentemos los azotes de maneras diferentes.
En sí, podemos decir que lo vivido ante estas adversas situaciones ha sido un hito
consciente del cultivo de la resiliencia colectiva. ¿Cómo mediamos la resiliencia? La combinación de habilidades y destrezas de vida requeridas por personas en situaciones vulnerables constituyen la resiliencia. La resiliencia facilita un cambio de perspectiva que permite a la persona "redefinir" (dando un nuevo significado) la situación traumática (abuso, pérdidas, etc.) generando así un cambio de actitud que les permite liberarse del significado original dada la situación (Bustos, 2012; Kotliarenco et al., 1997). Celinski y Allen (2016) indican que la resiliencia se construye en pasos de la recuperación, la sostenibilidad y, finalmente, el crecimiento.
Se aproxima el sexto aniversario del paso del huracán y numerosas comunidades escolares no han alcanzado ni la recuperación plena, ni tampoco la sostenibilidad, por las heridas aun visibles. No logra llegar la esperada “vuelta a la normalidad”. Entonces, ¿Qué utilidad tiene la Paz resiliente? Según lo define Galtung, la paz es creatividad, no violencia y empatía (Galtung, 1993). También, aquellas situaciones dónde se opta por la vía de la no-violencia (Jiménez, 2011). La paz y la resiliencia van de la mano. Sin embargo, la Paz resiliente, es más de la suma de las partes, ya que cuenta con otras dimensiones: la profundidad y la progresión. En la medida que alcanzamos un escalón de recuperación, anivelamos un nivel mayor de paz, tanto individual como colectiva.
La Paz resiliente, aunque no es un modelo de gestión, el concepto trae utilidad en cuanto permite abordar los factores de riesgo que afectan, tanto a los educandos como a la comunidad escolar, y cómo éstos pueden ser reducidos con miras a la máxima expresión de la resiliencia. Esto no solo nos apunta a cómo asumir lo perdido, pero también nos alerta a cómo afrontar lo próximo por acontecer. Las comunidades escolares tienen una oportunidad de adaptar su gestión, acompañados de la resiliencia y la Paz resiliente, dirigida a optimizar las habilidades de la vida del educando y la comunidad escolar, y así guiar su futuro trabajo.
La autora es experta en educación alternativa, filantropía y educación superior. Ostenta un doctorado en filosofía en Pedagogía de la Facultad de Ciencias de la Educación, Departamento de Pedagogía, de la Universidad de Granada.
[1] Tomado del capítulo del libro “Escuelas alternativas y el desarrollo de la Resiliencia y la Paz” en Temas actuales para la promoción de la cultura de paz, el estudio de los conflictos y el desarrollo. Martha Estela Gómez Collado, Ed., Universidad Autónoma del Estado de México. ISBN: 978-607-422-868-7. 2018. https://www.researchgate.net/publication/323385068_Escuelas_Alternativas_y_el_desarrollo_de_la_resiliencia_y_la_paz [2] Docente-investigadora en Pedagogía, Universidad de Granada, España.
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