Sin sonido no habría imagen que puedas contemplar porque aquí la inmersión sensorial es la reina de las emociones durante la visita a la exposición. El recorrido comienza marcado por las losas blanco y negro del mágico lugar El Bastión en el Viejo San Juan. Es un camino que te lleva a confrontar otros colores, las líneas, los contornos y, una voz que te recuerda que los auriculares son requeridos para disfrutar esta experiencia. La artista multidisciplinaria Maite Rivera Carbonell captura, edita y ecualiza los sonidos y los interconecta con sus obras de arte.
Los espectadores podemos sentarnos o permanecer de pie en función de que lo importante es el sonido que sincroniza con las imágenes y activa nuestro cerebro. En ese momento la sensación captura tu ser y comienzas a crear nuevas formas de visuales, nostalgias, recuerdos que en paralelo generan estados de ánimo: alegría, confianza, sorpresa, ira, tristeza, miedo, disgusto o anticipación. Realicé el experimento conmigo como espectadora y le otorgué rango a mis sensaciones bajo categorías de positivo, negativo o neutro. Este formato de aplicar técnicas etnográficas auto determinadas me catapultó a un viaje mental conectando memorias de eventos o de circunstancias placenteras y algunas atemorizantes. Descubres que en tu cerebro reside una gran biblioteca de archivos emocionales y al exponerlos al sonido se activan las funciones del cortisol (emerge en momentos de estrés), la dopamina (estimula el placer y el circuito de recompensa y, por último, la serotonina (influencia la felicidad, la libido y la sensación de bienestar).
Estos signos bioquímicos producen recuerdos. Por ejemplo, durante la exhibición se recrean desde el imaginario escenas relacionadas a la naturaleza, las aves, la fuerza del cambio climático, la aventura, las celebraciones, la incertidumbre, la templanza de la calma, el ruido cotidiano, el chasquido del agua, las palabras. Un espectadore pasa por diversas etapas tras la escucha activa, cuando participa de un evento, actividad o momento y en esta exposición se honra su nombre SincronizadES porque captura la inmersión de los sentidos, conectando con cada reacción cerebral que genera la sinergia entre el sonido y la imagen.
Por último, pero no menos importante el espectadore se sumerge en la belleza y la estética de las piezas artísticas que contempla. Cada expresión del color se funde con los tonos y emite tras la sincronía del sonido, nuevos espectros de colores que son capturados por las sensaciones. La exposición trasciende las edades, el género, la orientación sexual, el origen étnico, cultural y envuelve al espectadore en un ritmo y registro que imbrica una narración, varios sonidos y una cautivadora representación visual memorable. Aquí reinan las emociones producto de lo que cada expectadore siente ante la hipnosis de SincronizadEs. Recomendada, no te la pierdas.
Mariely Rivera-Hernández-La autora es investigadora independiente, educadora, podcaster y fundadora de ChangeMaker Foundation.
Comments